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Recordar lo vivido. Recuperar el tiempo perdido quizás. Revivir.
Las nostalgias a veces están cargadas de echar de menos y de pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Otras veces te hacen abrir los ojos y renegar de la realidad; porque no te la mereces, porque no te gusta o porque simplemente no es para ti.

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Una pena que no tenga la decisión, fuerzas y voluntad necesarias para pensar un poquito en mí misma, ser un poco más egoísta y decir: se acabó.

Vente

Tengo muchos agujeros en el brazo... cada uno es de un abrazo que quise darte y tú no hacías caso.

Porque siempre estás ausente.

Vente

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Es como sentir una pérdida que te oprime el pecho y te baña los ojos.

Y eso casi sin pensar.




No sé por qué no logro hacerme a la idea. Y lo más probable es que suceda. Y que se esfume.

Quince minutos ''

Sobre la lágrima no sé si habrá mucho escrito.

Yo he hecho un estudio empírico en el que determino la incidencia y la prevalencia máximas para gozar de un estado de salud decente.

Cualquier práctica que disminuya el riesgo relativo del suceso debe ser incorporada al estilo de vida del sujeto.

Cualquier factor de riesgo cuenta con quince minutos diarios para provocar que el evento incida y prevalezca.

La odds entre la probabilidad de que el evento suceda y la probabilidad de que no suceda debe ser menor que 1 siempre en la vida.

No obstante, habrá ocasiones en que la influencia de factores externos provoque que se invierta el resultado. Pero no más de quince minutos.

Y como el estudio experimental mide la variable en muchas ocasiones a lo largo del tiempo, el riesgo atribuible debe ser muy pequeñito, lo menor posible, para que no se diga que somos unos flojos y se demuestre que de todos los expuestos a los factores de riesgo, muy poquitos necesitan hacer uso de esos quince minutos

Quince minutos

Respira hondo.
Ya pasó.
Los quince minutos de tontería y lágrimas que me permito al día ya se han agotado. Así que estás al borde de desperdiciar tiempo. Piénsalo... si te pasas un día, hay multa de cuatro días sin los quince minutos.

Ciertamente hay temas que prefiero no tocar. Soy más feliz sin ellos. Ahorro muchos de esos 15 minutos si consigo que ni se me pasen por la cabeza y, sobre todo, si no los oigo de bocas ajenas.

Que no puedo inventarme otra realidad, pero intento asumirla en silencio, y no soporto que me la restrieguen por la cara.


Al menos que no seas tú quien me muestre una realidad más egoísta. Que llorar da dolor de cabeza.

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La ilusión va en brotes holomiánticos.

Pero espero en este nuevo año poder mantenerla un poco más.

Para ser capaz de sentir sin pensar que eso estropea las cosas.
Para que seas capaz de verlo como normal y natural.
Para no negarme a mí misma.
Para que no te mientas.
Para que no me mientas.
Para aprender a decir no.
Para no pasarlo mal.
Para que no haya malos entendidos.
Para no mentirte.
Para aprender a callarme lo no necesario.
Para decir todo lo que necesito escucharme decir.
Para volver a señalarte sitios con la nariz.
Para que un abrazo no siempre sea un tequiero.
Para que dar cariño y recibirlo vayan a la par.
Para que el cariño no sea una atadura.
Para que tus caricias sigan tallando mi aire.
Para que quererte no signifique estar enamorada.
Para que todo funcione.

Para que la ilusión lo pinte como queramos que sea.