domingo, noviembre 21



Es querer compartir mucho, y no por mi necesidad innata de compartir, sino por una voluntad y unas ganas muy fuertes que vienen de dentro.


Es, siendo personas enteras, querer crecer aún más, no completar trocitos de nada.

viernes, noviembre 12

Real punto y aparte de noviembres rotos.

He pasado por varios puntos de inflexión desde entonces, casi todos sin sentido por culpa de serme impuestos cambios en la historia una y otra vez.
Luché hasta perder todas mis fuerzas en un saco roto en el que también se perdieron todas las esperanzas.

No, no me gusta el resultado de este proceso que se inició hace justo un año. No me comparto rara y antinatural, previniendo cualquier tipo de ataque que pueda tocarme y hundirme de nuevo.

Será que llovió demasiado como para que los caminos siguieran siendo los mismos.

jueves, noviembre 11

Herniada

Prohibido reír. estornudar. sonarse los mocos. llorar. coger peso. ponerse el calcetín del pie derecho. quitarse el calcetín del pie derecho. ponerse el zapato del pie derecho. quitarse el zapato del pie derecho. subir la pierna derecha a la cama o al sofá. toser. correr. caminar erguido. dormir del lado derecho. dormir bocabajo. agacharse para coger algo del suelo. follar. respirar hondo.


Gracias, mamá, por ser quien trae, lleva, coge del suelo y abre todas las puertas que yo no puedo.

"Dile que gracias por llamar... y que te llame más a menudo, que se te ha alegrado la cara".

domingo, noviembre 7

Tercer despertar: mar.


Donde el horizonte es un hilo de cristal.
Lo más al sur. Tan sur, que se trataba de la isla del delirio.

De nuevo soledad absoluta en una paz en la que echaba de menos alguna que otra mirada cómplice.
De nuevo darme cuenta de tantas cosas. De nuevo no echar de menos ser tocada y hundida.

De pronto, ser capaz de tomar decisiones importantes para sentirme libre de no seguir tropezando con la misma historia.

sábado, noviembre 6

Segundo despertar: tú.


Echando la vista atrás hasta esta foto inesperada.

Congeniar.

Que prefiero no gastar más palabras en algo tan mío. Tan nuestro.

jueves, noviembre 4

Primer despertar: tierra.


Viena, primera noche de mi aventura de emancipación parental veraniega. País nuevo. Sola. Metro raro. (Menos mal que tienen euros). Piso de estudiantes donde paso la noche y olvido mi cargador del móvil (oh! un mes sin móvil!... ¡qué maravilla!).
Viena, últimas noches de mi aventura de búsqueda de otra realidad.
Cuaderno, ticket de metro, paseos y soledad. Absoluta soledad por las calles de una ciudad desconocida. Curioseando, escribiendo, conociendo a gente curiosa y dando caramelos a niños negritos en un parque.

Hasta encontrarme. Por ver a un hombre llorar. Por compartir. Por entender otro dolor. Por ser capaz de entender tanto que no hiciera falta más que tocar y sentir. Para encontrarme.

Soledad, compartir y encontrarse.
Viena, primer paso para salir de una pérdida de meses. Primer premio tras muchos intentos.
Paz, eso es lo que era.

martes, noviembre 2

Psique

Hoy fue mi primer día de prácticas de Psiquiatría. Iba con relativo miedo a todas esas cosas que te imaginas poder ver en una consulta de un psiquiatra.

La primera paciente fue real como mi vida misma si alguna vez hubiera decidido contarle mis preocupaciones a un profesional y tan real como lo que me esperaba de la respuesta de la psiquiatra: nada. "Tómate esta medicación. No le des vueltas a la cabeza. Estas cosas cuestan un tiempo, pero vas a estar mejor".
Mientras, la chica, llorando. Y yo, callada, pensando si salir de la consulta corriendo cuando se fuera y decirle los principios primarios del protocolo de actuación con una persona de actitud inexplicable, luchando con mantener la entereza e intentar transmitir un: "te entiendo, pero no puedo abrir la boca". También pensaba si tanta pastilla era necesaria, y qué coño iba a pasar cuando la chica superara la ruptura con el sujeto en cuestión y apareciera el miedo a abandonar unas pastillas que la habían mantenido relativamente dentro de su propia vida.

Sin duda, fue una curiosa forma de empezar el día.
Después vinieron la mujer con alteraciones crónicas por consumo de cannabinoides y alcohol, el policía con un trastorno obsesivo que era un cielo muy consciente de su enfermedad y que intentaba por todos los medios superarlo y se sentía orgulloso con pequeños avances y otros tres más que no me suscitaron memoria para escribir aquí sobre ellos.


(Ójala pudiera decir algo bueno de la doctora... aparte de que le encante mi rasta).