Qué bien viene una excursión tras exámenes.
Tumbarse en la hierba bajo el sol después de comer... aunque el sol todavía no pique.
Reencontrarse tras casi dos años, y que todo siga siendo igual, que no haya silencios incómodos, que las conversaciones no se limiten a recordar aquellas dos semanas perdidos en la nada.
No entender el tiempo libre. Disfrutarlo al máximo.
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