viernes, noviembre 10

Crónica de posguerra

"Uno mi voz nuevamente a la de tantos españoles, para felicitar entusiasta y emocionadamente a V.E. por liberación capital España. La sangre generosa derramada por nuestra mejor juventud será prenda segura del glorioso porvenir de España. Una, Grande, Libre ¡Arriba España!!"

Hasta los bares, que fueron obligados a abrir mediante bando, se acomodaron con presteza a la nueva situación y ofrecían "ensaladilla nacional" en lugar de lo que hasta hacía tan sólo unas semanas era "ensaladilla rusa".

"Si no has manchado tus manos con deliros comunes, ven. Franco te ofrece la paz, trabajo, pan y justicia. Si no has cometido crímenes no tienes qué temer. La España Nacional es justa y generosa. La España Nacional ampara al prisionero que no ha cometido crímenes".

Las proyecciones se interrumpían a mitad de películas y se encendían las luces de la sala, lo que impulsaba a los expectadores a ponerse en pie, brazo en alto, mientras sonaba algún himno patriótico y en la pantalla se proyectaba un retrato gigante de Franco. Concluída la música, las luces se apagaban y el programa se reanudaba.

El padre de Ana no tenía afinidades políticas, pero sí tenía claro que la gente de dinero era de derechas y los pobres de izquieras. Pero así, sin más, sin necesidad de militar en ningún partido político. El estalludo de la guera rompió aquella rutina armoniosa

"Me preguntaban sin parar y querían que les dijera cosas, quién había hecho tal cosa, quién era fulano y quién mengano... No hablé, no abrí la boca, y por eso se enrabietaron tanto. Me quisieron poner corrientes eléctricas en los pezones, pero como no tenía apenas pecho me los pusieron en los oídos y me saltaron los tímpanos".

Trece Rosas Rojas, Carlos Fonseca.


Y aún algunos se siguen creyendo y luchando por algunas cosas y otros no creyendo otras...

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