martes, septiembre 30

Es un bullir sensacional. De sensaciones.
Mañana sabré decir algo en otro idioma.
Y cambios... muchos cambios. Y si me preguntan, digo que tranquila. Aunque la procesión a veces vaya por dentro. Pero es zen.

lunes, septiembre 29

Soltar, soltar. Expresar.
Qué necesidad más intensa en estos tiempos de torbellinos.
La complicidad es la clave. Y lo que falta.

Locura también es hacer las mismas cosas una y otra vez y esperar resultados distintos.

Estupenda clase de Humanización en la asistencia sanitaria. Talleres que inspiran... y ponen a prueba.

miércoles, septiembre 24

Se me rompe el corazón con lo del viajar. La tranquilidad zozobra.
Complicaciones y decisiones. Obligación. Responsabilidad.

Pienso en un viaje con quien mejores son los viajes. Pero se canceló por dentro. Se canceló desde el momento en el que escuché el "yo voy a ir, si tú quieres ir en el mismo avión...". Sinónimo: sola. Siempre dije que no quería ir allí sola. Sola.
Perspectiva, relativizar y racionalizar. Prohibición. Y buscarse la vida. Sobrepasar ese escalón, protegerse.

Pero no deja de haber dudas. Por el cariño, pena inmensa, certeza de que sería el mejor de los viajes... si todo hubiera sido como tenía que haber sido.

domingo, septiembre 14

Madrid me mata y me da vida. Me da y me quita casi a partes iguales.

Cuánto contenido, controlado y comedido. Cuánto compartido y confesado. Cuánto… ¿y cuánto queda? Efímeros rayos de sol, leve brisa fresca que entra por la ventana, rayas paralelas y una cabeza contra la almohada que se duerme de agotamiento puro. Y exprimirte y confesarte hasta el final.

Hasta que parece que todo se olvida. Que nada fue lo contenido, controlado y comedido. O que fue tan poco que solamente necesitó de dos soplidos para sentirse libre e innecesariamente necesitado de más.
Es cuestión de disfrutar sin pensar en el mañana. Del carpe diem. De que nada es imposible y que no hay tiempo perdido. De dejarse llevar.


De que una ciudad te envuelva y te devuelva a la vida que te gustaría tener aunque sepas que tiene fecha de caducidad. De aprovechar eso, ese pequeño regalo, esas oportunidades de ser tú mismo. Sin censuras, sin miramientos, sin miedos. Sin psicología inversa. Sin complicación.

domingo, septiembre 7

Que me duele... no te puedes imaginar hasta dónde.
Te envío abrazos encubiertos, porque sé que de otro modo no los querrías.
Sigo pensando en compartirte cada cosa bonita de mi día, cada buena noticia, cada vídeo divertido, cada escena que inspire ternura y haga mejor al ser humano. Estás en los sueños y en los desvelos. Y en las ganas de contarte todas las sensaciones a flor de piel con las cosas que me emocionan.

El no reconocerte me impide perder raciocinio. Y racionalmente te abrazaría y te diría que todo esto ha sido un mal sueño, que estos días no existieron y que me gustaría seguir viendo tu sonrisa ocular de vez en cuando.

La indiferencia y el desprecio hacen todo el resto que mi estómago conoce tan bien.

jueves, septiembre 4

... Y no sé ni qué pensar, porque no nos reconozco.


martes, septiembre 2

Realmente no puedo pedir más :)

Tuve el mejor novio del mundo durante dos años y... pico. Conocí el amor verdadero con 23, sin dudas, sin contratiempos, sin tapujos. Sin celos ni angustias. Dejándose sentir plenamente y a viva voz.

Viví lo más bonito del compartir. Volé, soñé, con los pies en la tierra. Lo admiré sin mesura y nos adaptamos con plasticidad admirable.

Lo quise hasta el infinito. Lo amé a pesar de las pruebas más complicadas.

Hasta que la vida gira, y gira... y da tantas vueltas que algo falla y todo se desencaja. Errores no deseados. Hechos que se antojan imperdonables. Mente inmadura, o demasiado avanzada.

Y aunque a día de hoy no sea capaz de entenderlo, todo lo bonito no me lo quita nadie... porque no ha podido serlo más :(

lunes, septiembre 1

Nunca me enfadé... siempre fueron nervios, inquietud o malas sensaciones.
Nunca enfado ni exigencias contra lo que más quería, quien iluminaba mis luces y mis sombras. Ni en el principio del principio del fin.

Supongo que es difícil encontrar el término medio cuando nadie nace aprendido y sólo sabes lo que sientes pero no tienes ni idea de cómo actuar.

Todos cometemos errores... y pagamos por ellos. Pagamos internamente por ellos.

Pero en mi concepción de las cosas los errores se conocen, se enfrentan, se comparten, se perdonan... y en el mejor de los casos se olvidan. No hacen falta castigos. No hace falta desprecio. No hace falta desenterrar cosas que no ayudan para nada.
En el peor de los casos no se olvidan y estigmatizan... pero no desarraigan profundo para siempre.