¿Callar? Ja!
Casi primera puesta en práctica.
Porque cuando ya es demasiado hasta yo salto, hasta yo no me callo, hasta a mí me duele, hasta yo me asombro, hasta yo no puedo estar igual de la noche a la mañana, hasta yo me rallo.
Hasta yo, lógicamente, me pregunto por qué.
Y tan poco agradecimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario