Que lo primero es ser sincera con una misma.
Por eso sé de qué etapas hablo, sé lo que me produce dolor y lo que me suscita indiferencia. A veces no tengo tan claro lo que merece la pena o lo que no, pero la clasificación anterior me ayuda a discernir.
Que me siento imbécil cuando contesto como siempre, cuando se me olvida todo el dolor y soy capaz de -virtualmente- hablar de exámenes y apuntes. Y eso me duele más, por no quererme tanto. Y el final de la interacción es más hundido que el principio, mucho más.
Quizás sea cuestión de que no quiero que seas nadie, para no dolerme tanto, para no tener la certeza de no poder mirarte a los ojos, ni querer.
6 comentarios:
REBECA... :)
PURPLE... gracias Neu. Es cuestión de muchas cosas, menos de la que está siendo. Es un sinvivir si te metes en la historia. Es salud mental si la erradicas de tu existencia, aunque suene grave y cruel
http://www.youtube.com/watch?v=7eHuGRopBcI
Pero bueno... ¿¿wieder?? Ainss qué mal me parece... y qué bien te entiendo... =(
Bueno, estas cosas pasan, ya verás cómo cada día sientes un poquito menos...
MUAAAA!!!
Y es que es lógico. Hay cosas que son tan anormales que no pueden normalizarse.
Y cuando tratas de hacerlo (porque es inevitable... a veces hay que sonreír para que el equilibrio propio no se rompa en pedazos...) duele, claro.
Pero es tiempo. Y desde luego, bajo otras condiciones. Así, no.
ya sabes demasiadas cosas
Sabes? Para aprender a caminar sobre hilos que se rompen o se aflojan en el primer intento, lo mejor es ser constante. Hacerte funambulista a base de creer que puedes llegar a serlo.
Al final siempre lo consigues. Sin rendirte.
Empezando por aprender a quererte cada día un poco más, hasta que la confianza en tus posibilidades se multiplique por mil.
Y las heridas curarán cuando aprendas a hacer volteretas y saltar sobre ese maldito hilo que tanto inestabiliza el ánimo.
Adelante, siempre adelante, pequeña.
Un beso enorme.
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