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Tengo la cabeza llena de cosas bullendo y me resulta harto difícil escribir. Pero al fin, al fin en mucho tiempo, son cosas que hacen que parezca que la vida vuelve a dispararme caricias de humor y energía para sonreír y liberarme de tanto obstáculo absurdo y sin sentido.

Demasiados espacios territoriales en pocos meses, mucho que asimilar y muchas ganas de escribir todo aquello que no me despoje de sueños por plasmarlos en palabras.

Será poco a poco, que volver de la isla del delirio sin amaneceres compartidos nunca fue fácil, y mucho menos con días tan llenos de todo en el antes, durante y después.