viernes, diciembre 28

¿?

Cuando algo me oblitera la mente suelo saber qué es. Estrés, acontecimientos, cargo de conciencia, actitudes.
Cuando lo que me oblitera la mente son pensamientos y sentimientos chillando y hablándome sin control, voces que se contradicen, que me ponen a prueba, que me incitan e inhiben... decido olvidarme de mí misma.
Visto que suele ser difícil olvidar lo que te preocupa, a veces es mejor abarcar un poco más y encapotar una parte de la mente o de ti.
Así, cuando algo me frustra, procuro que se me pase sola, y no acudir corriendo a hablarlo para frustrar una cabeza más.


(Qué antítesis. Inocentada a mí misma, que no me puedo callar nada de lo que se me mueve por dentro. Y mis pensamientos y sentimientos chillan y salen a la luz, aunque sólo sea por aquí... en parte; porque ahora sí que tengo algo que todavía no se ha escuchado ni escrito en ningún sitio fuera de mis voces... quizás porque evito escucharlas una vez más).

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