lunes, octubre 23

Cuento De Princesas Y Príncipes :)

Aquel día amaneció brillante y caluroso, como un típico día estival. La emoción de los preparativos se adueñaba de mí, pero en ningún momento nada parecía anunciar que en unas horas haría tan gran descubrimiento: la persona que se coló en mi corazón en un instante, sin ni siquiera preguntar o dejarme darme cuenta de su repentina presencia.

Maletas, sonrisas, engaños, despedidas… todo parecía indicar que iba a pasar unos días fuera de la rutina. Los nervios se agolpaban en mis gestos hasta el punto de costarme pronunciar frente al miedo de ser descubierta… Todo mejoró cuando monté en el tren que me llevaba a las próximas aventuras. La llegada fue puntual, y fui bien recibida en la estación, desde donde me guiaron a la casa donde iba a pasar las tres noches siguientes. Presentación y salida a recorrer la ciudad con los últimos rayos del sol del día.

Tras compartir momentos con dos docenas de gente desconocida, la noche me invitó a ir con mi anfitrión a conocer el ambiente nocturno de la ciudad.

Y… allí estaba él. Era la tercera vez que lo veía. Fue distinta. Especial. Un simple saludo y una fugaz y mutua mirada a los ojos. Después… temas de conversación banales, con una voz temblorosa que temía equivocarse y perder la oportunidad para siempre.

Después de que los acontecimientos me permitieran hacer una breve comparación, el resultado fue decisivo: sí, era él, lo prefería a él, por primera vez, quería estar cerca de él, no podía evitar mirarlo y hablar y rozarlo disimuladamente siempre que me resultara posible.

Entonces nos dejaron solos. O nos fuimos solos. El universo conspiró para eso, para que estuviéramos solos, para poder mantener horas y horas de conversación e intentos de caricias reprimidos. Saludos, lugares, música… y nos alejamos del bullicio festivo. Paseos, silencio, oscuridad, magia… y nos adentramos en los rincones que forma la ciudad para los amantes menos decididos.

Nada parecía poder estropear el aura indescriptible que bañaba aquellos momentos.Una muralla. Un castillo. Jardines y rosales. Como un cuento de princesas y príncipes que se reúnen a escondidas a altas horas de la madrugada. Mientras la Luna nos observaba sin disimulo, buscamos un asiento donde descansar. Una mirada. Un apoyo. Una caricia. Un beso en la frente… Otra mirada.Sincera. Otro beso… dulce, labio con labio, de forma que perdimos la noción del tiempo y espacio eternamente mientras duró.

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