martes, marzo 7

Recuerdos Temblorosos


Sólo estaba en el lugar inadecuado, en el momento inadecuado...
Solitario y nocturno, aparentemente sin peligro hasta que alguien que conoces te coge de la cintura y te calla la voz con sus labios y su boca, sin duda repugnantes.

A partir de ahí... sumisión. Ni fuerzas para chillar, ni para pegar, ni para zafarse de él. Son fuertes, decididos y sin escrúpulos.
Con la osadía de preguntar 'qué tal', sigue, y no cesa, sigue intentándolo, sigue intentando someterte, por buenas o por malas. Él está totalmente preparado. No es la primera vez que lo hace, reincidente, ya no tiene ropa, y poco a poco hace que tú vayas teniendo menos...: corchetes, cremallera, y su fría y áspera mano recorriéndote hasta por sitios prohibidos hasta ese momento, sólamente permitidos para ti misma.
Su boca comienza una persecución a la tuya, desiste y decide intentar darte placer con ella, sin éxito.
Realmente hasta que no sientes su dedo desgarrador, no te das cuenta de la gravedad del asunto, de lo que puede pasar. Y sientes miedo, mucho miedo, desde la inocencia de una virgen sometida a la voluntad de quien no espera más que eso de ti... placer, dolor, y que dejes de serlo.

Hay un cierto número de malnacidos por el mundo que merecen sufrir... mucho. Por el gran daño a largo plazo que ocasionan, a veces más; a veces menos.

Os recomiendo ver La fiesta del Chivo. Buena película, contenido social, político, dictatorial... sumisorio.
A mí al menos me ha hecho recordar y contar algo de manera que nunca anter había hecho ni había pensado hacer.
Disfrutadla.

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